—¿Pero qué va a suceder cuando llegue el día en que ...? Me preguntaba mientras me dejaba asaltar por continuos raptos de inquietud hasta que lo comprendí: no tiene sentido preocuparse por lo que no ha ocurrido porque ¡oh, no sabemos lo que viene! Y en honor a la verdad hay que aclarar que puede ser cualquier cosa.
Vivir el ahora es una invitación recurrente, sin embargo, no es fácil conseguirlo. Siempre hay factores que nos recuerdan que debemos proteger las futuras finanzas, emociones; en suma, prever las consecuencias. "Expectation: that's an interesting word", me dijo hace poco Barry, mi amigo septuagenario originario de Canadá.
Alguna vez me sucedió aquello de no esperar nada, pero esperar. Ahora, cuando me preguntan qué haré en un par de semanas, por ejemplo, digo que prefiero no hacer planes a tan largo plazo. Es paradójico, la vida es una cosa muy seria y hay que mirar bien por dónde vamos; pero al mismo tiempo, es sólo un sueño, quizá deberíamos evitar la zozobra.
Lo que importa es el camino y lo vamos recorriendo como quien transita un nocturno sendero boscoso alumbrado con la discreta luz de una vela, lo que alcanzamos a ver nos permite dar un siguiente paso. Y es suficiente.
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