viernes, 5 de enero de 2018

Sueño del sueño

Hace algunos días me junté con una buena amiga a compartir una cerveza, charlábamos. De pronto me dijo: —Yo ya me di cuenta de cómo sos vos... Mi primer impulso fue pedirle que me lo explicara [jaja, si a veces ni yo misma me entiendo]. Ella desarrolló una tesis sobre mi personalidad y yo pensé, como Terencio, que nada humano me es ajeno.
Lo cierto es que a menudo somos, para nosotros mismos, el más grande misterio, por eso encontramos siempre en el otro nuestro propio reflejo. Siempre observo hasta qué punto todo es cuestión de perspectiva. Algunos buenos ejemplos al respecto pueden ser las elecciones o un partido de fútbol.
Cada uno ve desde su mirilla, y se empeña en que aquello que le dicta su percepción es "real". ¡Oh! la muy humana resistencia al cambio. Lo que nos cuesta levantar la mirada y aceptar que aunque nos recluyamos en oficinas, centros comerciales o departamentos, somos habitantes del universo, y creadores de nuestra propia experiencia. 
Somos los observadores, soñadores de este sueño que es la vida, hemos sido programados por nuestro árbol genealógico para repetir los programas de nuestros ancestros y trascenderlos. Padecemos la mente inundada por cuento que nos contamos a nosotros mismos por lo que vimos en la hipnosis de la infancia en la casa, la patria. Por eso, en mi mente elijo el sueño más colorido y alegre del que soy capaz.

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