martes, 23 de febrero de 2010

Cosas en las que ya no creo

1. El edificio con la cruz

Fui educada en la religión católica, estudié en colegios en los que además de las clases del programa, siempre nos daban religión. Al principio estaba muy interesada en ello, aunque sentía que muchas cosas nomás no cuadraban, me preguntaba cómo era posible que tres fueran uno, por qué teníamos que ir a un lugar especial para elevar plegarias si dios está en todas partes, no entendía cómo podía un padrecito perdonar los pecados y se me iba la vida en pensar que alguien observaba todos mis movimientos, eso sin mencionar el tema del infierno, el amor infinito y los tormentos eternos como que no son compatibles.

Mamá se esforzaba por arrastrarme a misa cada domingo (incluso contra su propia voluntad), sentía que eso era lo correcto. Yo simplemente me llevaba mi walkman o un libro y me ponía a leer durante la hora que duraba aquello. A los 13 decidí que no iría más, y creo que fue una de las mejores determinaciones. Me encanta creer en Dios, me hace feliz. Pero la iglesia me caga.

2. Los señores con los mejores sueldos en el país

Cuando era muy joven quería cambiar el mundo (como todos) y pensaba cándidamente que eso podía hacerse desde el mundo la política. Primero quería estudiar ciencias políticas, más tarde decidí que el periodismo era mejor idea. Durante la licenciatura pude percatarme de que el ejercicio periodístico está bien descrito por Kent Brockman en Los Simpson cuando un meteorito está a punto de destruir Springfield y, asumiendo que todo se va al carajo dice:

—Como periodista uno se entera de muchas cosas. En fin, todos estos son homosexuales…

Nunca podré olvidar los comerciales de terror durante las elecciones presidenciales en 2006.

Ya en el 2003 nos bombardeaban con estas joyas:


Lo que quise decir es que la política apesta. Lo cierto es que la gente [al menos la población joven] ya no está politizada como hace algunos años. Sólo quedó el desencanto.

Por eso me dedico al estilo de vida.

3. Lo que dicen los tipos

Es que pinches hombres, todos son iguales. Bueno, hay unos más iguales que otros.

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