lunes, 28 de junio de 2010

Todo se vale


Cuando pienso en la alarmante cantidad de ocasiones en las que (como se dice coloquialmente) "la he cagado", me quedo patidifusa. Y eso que, en honor a la verdad y por fortuna, hasta el momento mis errores no son ejemplares: no erré la vocación ni me casé con un imbécil, tampoco tengo fallos en pañales...

Lo malo es que en mis desaciertos, a veces le falté a personas que quería, o arrastré conmigo a gente inocente. Y, lo más importante, tuve que perder algo de mi precioso tiempo en reparar lo que había hecho. Lo bueno es que siempre me perdono y sigo intentando. De cualquier manera, como todos, me equivoco muchas veces, y sé que volverá a suceder por aquello de mi condición humana.

La cosa es que siempre que he estado a punto de meter la pata, normalmente algo me decía: por ahí no camines. Pero yo necia. [Estoy segura de que usted, amable lector, me comprende]. Por eso, he observado que lo más prudente es hacer una pausa cada vez que estoy por perturbar el justo y perfecto orden del universo. Y así, cuando me vuelva a equivocar, que sea con los ojos bien abiertos. Se vale hacer tonterías, pero hay que ser consciente de que eso implica ciertas consecuencias, y esas sí que no se pueden despreciar.

3 comentarios:

  1. Yolandita, soy tu fan y de Heike, que bien escrin las dos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. No siempre puede elegirse el meter la pata con los ojos abiertos... pero como sea, creo que el chiste es apechugar y responsabilizarse, aceptar que uno es falible, y seguir adelante.

    PD. Llegue a tu blog desde el de Heike ;)

    ResponderEliminar
  3. Estamos todos de acuerdo, Heike es rechida. Y sí, Fafahrd, a veces no se da uno cuenta de dónde se mete por eso, y por lo pronto, yo he decidido dejar de hacerme taruga.

    ResponderEliminar